sábado, 14 de marzo de 2009

LA “ VAQUITAS LECHERAS” EN LA POLICÍA.

La prensa difunde la noticia que la policía está empleando nuevo sistema de abastecimiento de combustible para sus vehículos a través de “tarjetas electrónicas” que funcionarán como si fueran una tarjeta de débito y que de esta manera se espera “matar dos pájaros de un solo tiro” ( resolver el problema del desvío o mal uso de combustible asignado a la policía e incrementar la operatividad hasta en un 40% del patrullaje en la ciudad y carretera ).

Por otro lado, el ex ministro del Interior, Remigio Hernani, había dispuesto que se instale cámaras de videos vigilancia en 22 grifos de Lima y Callao que abastecen combustible a los patrulleros con el fin de fiscalizar la cantidad de galones que consumen realmente las unidades ( no se sabe o conoce la situación actual de estas cámaras videos vigilancias ); además, el procurador anticorrupción, Jorge Luís Caldas, dijo que la investigación preliminar del Ministerio Público con respecto al escándalo conocido como “Gasolinaza” en la policía, continúa firme en todo el país y que se investigarán a los dueños de los grifos que surten a la PNP y se mostró de acuerdo en que se aumenten las penas para los generales y altos oficiales involucrados en casos de corrupción .

La última noticia sobre el “Gasolinaza” es que la Contraloría había detectado en los años 2006-2007 ( enero- marzo ) que estaban flotando cinco millones de soles equivalente a 475 mil galones de combustible adquiridos a Petro-Perú para los vehículos policiales de Lima y Callao , existen planillas de abastecimiento diario, pero se detectó que las firmas presumiblemente eran falsas.

Las páginas de los diarios están llenas sobre noticias del “Gasolinaza” y es uno de los problemas que le quita el sueño a la ministra del Interior , que no obstante las series de medidas que viene adoptando , el problema continúa , uno de las medidas ha sido que los gripos de Petro-Perú atiendan directamente a los vehículos policiales para evitar el tráfico de combustible, pero muchos garúes de la seguridad ciudadana, se han mostrado escépticos con esta medida o los beneficios que pudiera traer el nuevo sistema de abastecimiento a través de los grifos de Petro –Perú porque en Lima existen sólo 20 estaciones de Petro-Perú que se encargarán de proveer a más de 2,500 unidades policiales . Resultaría imposible , más aún, que tendrían que desplazarse las unidades a otro distrito para abastecerse , por ejemplo, los patrulleros de Miraflores y Barranco , tendrían que ir hasta La Victoria para abastecerse, este recorrido les demanda la utilización mínima de un galón de gasolina .

Existe también el pedido de la asociación de grifos para que este servicio se abra a todas las estaciones existentes .

El problema es bastante complejo , tiene muchas aristas. Estamos de acuerdo en que este problema no se soluciona sólo cambiando de grifos sino que debe asegurarse un efectivo control , pero antes, conocer las distintas modalidades del tráfico de combustible en la PNP que no es de reciente data .

En el argot policial se le conoce como “vaquitas lecheras” a los vehículos que proporcionan el maná o ese producto que negociado , previa concertación con el grifero, permite una ganancia extra a los jefes , porque los suboficiales tienen que sobrevivir por otro lado, trabajando en dos o tres oficios .

La ubre bendecida de las “vaquitas lecheras” sólo pueden ser exprimidas por los jefes del grado de mayor hasta general , porque ellos no pueden “regalarse”, por sus jerarquías, cuidando negocios o abriéndole las puertas a los gerentes de bancos, como sí lo hacen los subalternos .

De acuerdo al nivel de la unidad, se cuentan las “vaquitas lecheras”. Una Comisaría puede tener de dos a cinco “vaquitas” que son estáticas como piedras, sólo se mueven para calentar el motor y vuelven a su sitio .

¿Dónde las guardan?

A veces es un misterio, pero la mayoría de estas “vaquitas” están fuera de las unidades o en los talleres en un eterno mantenimiento.

Los comisarios o proyectos de comisarios, antes de escoger el lugar o la comisaría donde quieren ser enviados , preguntan : ¿cuántas “vaquistas” existen en dicho establo?

Si la respuesta no satisface sus expectativas , entonces apunta a otra comisaría.

Una “vaquita lechera” bien ordeñada, tranquilamente puede dejarse a un jefe de S/ 300.00 a S/ 500.00 nuevos soles .

Para el cambio de gasolina por dinero, existe previa concertación con los griferos.

No es igual al precio del mercado, pero algo queda. Cada galón se negocia entre S/7 a S/ 8 nuevos soles.

Esto es aparte de las “famosas picadas “( dos a cuatro galones) por automóvil que le hacen a las tarjetas de combustible , iniciando el mes, cada jefe de gran unidad .

Nadie se queja de estas “picadas” tradicionales porque el jefe siempre tiene la razón o se presume que esta gasolina convertida en dinero , será utilizada para remodelar los ambientes o brindar bienestar al personal. Al final, ni uno ni lo otro.

Si en las comisarías las “vaquitas lecheras” son famélicas, en las grandes unidades como la VII Dirección Territorial de Lima , que aglutina varias subunidades, entre las que están las comisarías a nivel Lima y Callao, existen “establos de vaquitas” con ubres fabulosas.

Por eso es que cualquiera no es “seleccionado” como jefe de esta hacienda que es la VII Dirección Territorial de Lima y Callao . Sólo pueden ir generales o coroneles “amigos” del director general que saben ordeñar las vacas de los establos.

Cuando las los patrulleros “normales” salen a dar sus vueltas para que el ciudadano prendan en la retina sus imégenes, a estas móviles les dan la mínima dotación ( 3 a 4 galones), de los cuales, de partida, un galón queda para el ; otro galón para que la móvil se desplace hasta su paradero donde queda "petrificada" y otro “galoncito “ para los menús de los policías.

Por eso cuando un ciudadano es asaltado, vejado, humillado, lesionado por la delincuencia que cobra peaje en las calles de Lima, se acerca a uno de esos patrulleros “petrificados” con un galón de gasolina, los policías de arranque le piden un “galoncito” para hacer la diligencia .

Entonces, el transeúnte se marcha rumiando su mala suerte y lanza improperios y mastica su resentimientos porque los policías no se movieron del lugar para auxiliarlo bajo el pretexto de que no tienen gasolina o no pueden moverse , porque están cuidando un banco o vigilando para que los "marcas" se espanten.

Si Inspectoría de la policía por equis motivos se pone las pilas y pretende controlar si realmente se movieron las móviles, el ingenio de los policías se ha agudizado tanto en su condición de “sobrevivientes” de un sistema que les paga una miseria , consiguen un pequeño aparatito en “La Cachina” que por arte de magia , aumenta el kilometraje.

Si realmente se pretende luchar contra el tráfico de combustible en la policía se debe empezar por conocer “esos pequeños detalles donde vive el demonio”, descubrir las diversas modalidades que existen en el tráfico de combustibles , la suplantación de firmas, cómo se abastecen los vehículos particulares y dónde guardan las “vaquitas lecheras”.

Si uno quiere acabar este problema, tienes que pensar como policía , como jefe y estar un paso delante de ellos .

Las otras medidas pueden ser complementarias:

Suspender los convenios con los grifos ( 27 grifos en Lima) hasta aplicar medidas efectivas de control .

Tercerizar el servicio de abastecimiento de combustible , así como la distribución del rancho.

Proseguir con las instalación de cámaras video vigilancia en los grifos .

Que las juntas vecinales controlen el uso del combustible de los patrulleros en las Comisarías.


Nota . Petro –Perú tiene 20 grifos en Lima y Callao y 416 en todo el país . La PNP cuenta con 4.114 vehículos y embarcaciones en todo el país.

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