jueves, 5 de noviembre de 2009

La piedra de toque para valorizar a un alma no debemos buscarla en el infortunio sino en el poder.



Eso que se llama poder, se ha vuelto un drama en el mundo contemporáneo por la obsesión de su búsqueda , tal como lo anota Augusto Roa Bastos, el ilustro autor del Yo Supremo, la novela referente a un dictador.

Muchos de nuestros políticos, incluso, algunos generales de la Policía Nacional , no están libres de este drama.

Cuando uno los observa de lejos - porque no permite que se les acerquen menos de seis pasos- uno se da cuenta que de que ya no queda nada de esas cualidades o carácter que tenían cuando eran coroneles , ahora solo quedan sombras o espejos rotos de aquello que lo hacía brillar con luz propia o lo diferenciaba del montón . .

Pero eso pasaría casi desapercibido , incluso , sería comprensible y hasta perdonable porque sabemos el terrible daño que causa el poder en el carácter de las personas .

Lo preocupante , lo triste, es comprobar que el poder les ha quitardo la dignidad, el valor, la audacia, la integridad, y se han dejado arrastrar por el miedo de perder los goces y privilegios que les permite ese mortal goce del poder .

Por eso al verlos u observarlos desde lejos , se nos ahoga el grito desesperado: " ¡ Cuántas genuflexiones ¡ ¡Cuántos empeños y chismes! ¡Cuántos perjurios y cohechos!"

Como muchos , han sucumbido a la fragancia del poder, al más poderoso de los perfumes afrodisíacos, al más potente estimulante, a ese , elixir insuperable que dispone y pone a patinar la mente humana, en toda época y tiempo, sin distinción de ninguna clase.

Por eso bien dicen, encumbremos al justo y en la cima descubriremos imperfecciones que no lo notábamos en el llano porque nada corrompe y malea tanto , como es el ejercicio del poder, por momentánea y reducida que sea la cuota de poder porque el alma se valoriza en el poder.

A mayor encumbramiento, mayor ignominia. Algunos tuvieron que arrastrarse más para subir más alto .

El hombre disfruta el poder, usa y abusa del mismo, lo estira como una goma de mascar y de tanto frotarlo en el paladar, le succiona, primero el sabor y luego lo transforma en una pequeña semiplástica, negruzca , que ha perdido todas sus propiedades.

El poder excita y aturde , transforma , desubica, a veces, ciega y no se encuentra en un cocktail con la sombra de lo que fue un amigo, fría y rancia la mirada, los ojillos como puestos en alcanfor para protegerse de las polillas pasajeras de la noche.

Francisco Patrarca (1304-1374) POETA , humanista, que se pasó la vida estudiando , viajando y escribiendo sonetos a la enigmática Laura de Neves, mujer a quien nunca pudo conquistar , dijo :

” los enemigos de la humanidad están dentro de nosotros mismos y que si pudiéramos despojarnos de la avaricia , la ambición desmedida , la envidia , la ira , el orgullo , y habría que añadir, el ansia excesivo de poder, gozaríamos de las más completa paz” .

El poder desde épocas muy lejanas ha sido el botín más deseado por los déspotas y los sin alma.

La intriga, el miedo, las conspiraciones, las mentiras, el engaño, la traición y los asesinatos son sus armas predilectas para alcanzar la cumbre .

El usar estos medios malvados, para obtener sus fines no les produce ni una lágrima de arrepentimiento, salvo en las noches frías y desoladas, en la que las sombras de sus víctimas les agobian y les apretujan sus corazones.

Su alma es poseída por esos deseos irrefrenables de usurpar una posición a la que sólo deberían aspirar aquellos que se preocupan por el bienestar de los ciudadanos, sin importar corriente ideológica o religiosa, sexo, nivel económico o etnia .

Los que desean el poder son los mayores responsables de las guerras que dividen los pueblos .

Provocan que los hermanos se maten entre si y que los amigos se conviertan en enemigos.

Sus esfuerzos están concentrados en crear un estado de intranquilidad que los mantenga en la cúspide.

No buscan crear una paz permanente y un progreso constante .

Cada vez que se piensa que por fin comenzará una nuevo período de cooperación y ayuda mutua entre las naciones , aparece un individuo hambriento de venganza y odio que apuñala por la espalda los procesos pacifistas y desencadenan luchas que terminan en la violencia , anarquía y muerte.

En este siglo han sido varios que han desterrado el bien y se han convertido en los defensores del mal. Hombres como Stalin, Mussolini, Hitler, Franco, han llevado sus países a la ruina.

Son los mismos que han vestido de luto las democracias en América Latina a través de dictaduras tropicales , conformadas por civiles o militares, de derecho o izquierda, que han violado los derechos humanos, y han terminado con la vida de cientos de miles de personas.

De esta especie maldita , egoísta y despiadada son los principales causantes de los días sangrientos en la pobre Yugoeslavia, Bosnia o Zaire.

Estos miserables aparecen en todas las épocas de la historia, tanto en los países ricos como en los pobres.

Han sido responsables de las guerras mundiales y de los conflictos regionales a menor escala.

No creen en los consensos, sólo en la imposición y prefieren las acciones brutales a los procesos políticos de unión.

Gracias a ellos , el anhelo de un futuro mejor, con equilibrio social , justicia y humanidad , se tiene que dejar para más tarde porque hay que llevar al pueblo al hospital , al cementerio , o al manicomio y al país entero debe comenzar una vez más , una lenta y dolorosa tarea de la reconstrucción.

Mientras ellos tengan la posibilidad de conquistar los gobiernos y seamos serviles y sumisos , llegarán a los más altos escalones de influencias y autoridad, desde donde humillarán principios y valores , esfuerzos y esperanzas .

Hay escritores que han logrado descifrar , comprender y evaluar y retratar los adentros de estas personas y han conseguido que por medio de sus obras los conozcamos como tal cual son .

Uno es el extraordinario dramaturgo , William Shakespeare , quien en sus inmortales textos dramáticos nos ha mostrado cuán letal puede ser el poder en manos de los menos indicados y cómo ese mismo poder, como una especie de justicia poética , los lleva a su ruina y a su propia desaparición.

Una de sus obras que hace una exploración soberbia de los que aniquilan la tolerancia y no comparten los distintos puntos de vista de los demás es RICARDO III , que ha sido llevado a la pantalla grande.

RICARDO III pone en evidencia que los dictadores y los autoritarios no quieren a nadie , salvo a ellos mismo, que pocas cosas los atribulan y que piensan que cualquiera puede ser su siguiente contrincante.

El militar que captura el poder en la película RICARDO III es una persona deforme en cuerpo y alma, un ser que odia y que se siente marginado , solo e incomprensible.

Su ira la desemboca a diestro y siniestro en todo aquel que tiene la desdicha de estar cerca .Pero es precisamente esta dualidad que navega entre la vulnerabilidad y lo infranqueable que hace posible notar su frágil y áspera naturaleza humana.

RICARDO III fue escrita por Shekespeare entre 1592 y 1593 y esta obra nos recuerda que la más mínima llama de totalitarismo puede causar incendios forestales a la más férrea democracia , más si sus políticos y gobernantes no están al nivel de las exigencia y necesidades de aquellos que por vía electoral los pusieron en esos delicados puestos .

1 comentario:

Anónimo dijo...

EFECTIVAMENTE BENEDICTO, MUY DE ACUERDO CON LO QUE EDITAS, LAS ANSIAS DE SEGUIR EN EL PODER HA HECHO QUE EL DIA DE HOY EN EL PERUANO PUBLIQUEN UNA NUEVA MODIFICATORIA AL REGLAMENTO DE LA PNP D.S.N005-2009 SE ENCUENTRA EN NORMAS LEGALES CON EL NUMERO 405610, EN LA PAGINA 28, POR FAVOR COMENTALA GRACIAS HOY PUBLICARON LA MODIFICATORIA.