En la mayoría de los países del mundo, el Día del Padre se
celebra el tercer domingo de junio.
La idea del padre está vinculada a la idea de la familia y
cuando hablamos de ella nos imaginamos un modelo ideal , donde existe armonía ,
paz y el padre es sostén, el que brinda protección y promociona la solidaridad
en la familia. Sin embargo, hoy por hoy sabemos que esto no es del todo cierto
porque en el seno de la familia se pueden presentar conflictos debido a que
está compuesta por seres humanos , los que en la mayoría de las veces anteponen
sus intereses y necesidades corporales , a las necesidades e intereses del
colectivo familiar.
Existen padres
desquiciados como el argentino Armando
Lucero, albañil de 65 años, que abusó de su hija por más de 27 años, tuvo con
ella siete hijos-nietos, con edades que van desde los 2 hasta los 18 años. Era una relación abierta, sin rejas de por
medio, a la vista de su esposa, madre de la joven, y de un círculo familiar de
alto nivel intelectual en la provincia de Mendoza. El único que denunció
infructuosamente la situación fue un hijo varón que finalmente fue escuchado en
el congreso provincial .
Otro monstruo fue el austriaco Josef Fritz quien mantuvo a su hija cautiva en un sótano de 70
metros cuadrados. La diferencia entre ambos padres anormales era que el primero
convivía con ella y con su segunda mujer, madre de la joven, con los hijos de
su relación incestuosa y con su suegra , sin que el menor atisbo de dudas se
reflejara puertas afuera de ese mundo del horror.
Estos dos casos nos produce horror , asco y trae
abajo el modelo ideal que se tiene de una familia y el rol del padre como el
protector o la idea que tenemos que ser padre : sinónimo de entrega, de responsabilidad y de
ejemplo.
El horror también reside en que se viola el tabú del incesto, la norma básica para la vida en el orden de sociedad porque sin el tabú del incesto, impera la horda primitiva por la cual el macho de la tribu expulsa por la violencia a los hijos y goza de todas las mujeres.
El horror también reside en que se viola el tabú del incesto, la norma básica para la vida en el orden de sociedad porque sin el tabú del incesto, impera la horda primitiva por la cual el macho de la tribu expulsa por la violencia a los hijos y goza de todas las mujeres.
¿Cómo es posible semejante
estado salvaje y que los protagonistas sean padres, que se supone , su presencia en el hogar no sólo significa la
perpetuación de la familia, sino también supone el deber de cuidar a sus hijos
y satisfacer sus necesidades primeras como son la alimentación , vivienda ,
vestido y educación?
Se supone que el padre debe ser sinónimo de entrega, de
responsabilidad , el jefe de la familia, compartiendo su autoridad con la madre
a fin de consolidar la estabilidad y la felicidad de la familia.
Estas historias macabras o el abuso sexual infantil por
parte de los mismos padres hacia sus hijos, o el incesto, resulta balazos a la
moral, a la cultura, al psiquismo, a la
niñez.
Así lo explica la psiquiatra argentina Irene Intebi,
presidente de la Sociedad Internacional para la Prevención del Abuso de Niños y
la Negligencia:“Imaginemos por un momento qué puede pasar en la cabeza de una
niña (o de un niño) que quiere a su padre , confía en él y de pronto se ve envuelto en una situación
rara. Le sucede algo que no entiende a su edad , tal vez intuya que está mal
porque lo presionan a que no le cuente a su mamá , algo que no le gusta , pero
que le produce cierto placer .
Algo a lo que no puede negarse por miedo y que le genera
angustia y culpa, y que no puede revelar porque sin querer se ha convertido en
cómplice con su silencio .
El abuso sexual requiere de un pacto de silencio, de
castigos y de amenazas.
En el caso de Fritz , había amenazado a su hija de que si
intentaba escapar, se accionaría una cámara de gas que los mataría en segundo.
Con Lucero, la hija del argentino, no se sabe a cómo hizo el padre para que mantenga en secreto el abuso sexual durante 27 años.
Con Lucero, la hija del argentino, no se sabe a cómo hizo el padre para que mantenga en secreto el abuso sexual durante 27 años.
Los expertos en el tema subrayan que el caso de Mendoza es
paradigmático para demostrar que el nivel intelectual de una mujer o su
inserción en el mundo del trabajo, no guarda relación directa con su sujeción
mental a los manejos de un psicópata. Los hay en hogares de todas las clases
sociales e incluso en los de mayor nivel intelectual.
En el caso del argentino , Armando Lucero, la madre de la
muchacha abusada trabaja en el Palacio de Justicia provincial y era el sostén
del hogar porque su marido realizaba trabajos ocasionales.
¿Cómo se explica que la madre halla tolerado que su marido
abusara de su hija a lo largo de 27 años?
Esto se explica
porque en la gran mayoría de los casos, las madres, al igual que sus hijas, son
también víctimas del terror o han pasado por una experiencia sistemática de
violencia familiar; violencia que tiene
un ciclo que se repite sin variaciones y que produce lo que se llama Síndrome
(conjunto de síntomas) de la mujer maltratada.
Un circuito de la violencia que no comienza de un día para otro
y que va imponiendo en la familia un pacto de silencio: el hombre que al inicio
era un galán enamorado, comienza a mostrarse irritable y se enoja sin motivo
aparente. Aparecen menosprecios sutiles, ira contenida y una cierta
indiferencia que luego se convierten en sarcasmos, largos silencios, demandas
irrazonables y manipulaciones. Cuando ella le pregunta, él niega su enojo y
retruca devolviéndole la culpabilidad.
“Eres demasiado sensible”, “estás haciendo un problema de
nada”, “no sé de qué estás hablando”, “¿quieres discutir?”.
De la violencia psicológica se pasa a la violencia física y
de ésta al arrepentimiento y al perdón y luego vuelve la irritabilidad, la
tensión aumenta y se inicia una nueva discordia y con ella un nuevo ciclo en el
cual intenta crear miedo y obediencia.
Todo recomienza pero las etapas se acortan cada vez más y la
agresión se vuelve más encarnizada.
El maltrato sistemático diezma la autoestima volviendo a la
víctima cada vez más dependiente de su esposo (o de su padre, cuando se trata
de la muchacha abusada), con cada vez menos poder para reclamar o negociar
hasta llegar a la convicción de que no podría existir sin su compañero.
Tanto la muchacha de Austria como la de Mendoza se
convirtieron en rehenes de la dependencia y en ambos casos, el cautiverio
parece haberse roto cuando ellas pudieron sobreponerse al terror pensando que
sus propias hijas iban a correr el mismo riesgo.
Muchas madres están tan inmersas en este mundo violento que
llegan incluso a negar totalmente que sus hijas puedan ser abusadas como lo
fueron ellas y hasta las entregan al abuelito para su cuidado.
Analizando estas historias horrorosas, en donde se comprueba
que no siempre una familia es un modelo ideal de solidaridad, comprensión,
amor, protección y los padres no siempre son los modelos que se piensa que son,
podemos concluir que la familia no siempre es la transmisora de valores, que no
siempre es una fuente de salud y bienestar , la unidad fundamental básica y
primer soporte emocional y social, dentro del complejo mundo de una sociedad
globalizada o el centro de desarrollo humano.
Felizmente , la historia del austriaco Josef Fritz y del
argentino Lucero son la excepción y obedecen a psicologías trastornadas ,
psicóticas.
Es mejor pensar que lo frecuente y normal es el padre como
modelo de guía , amigo de sus hijos, que siembra el hábito del trabajo, la honradez, veracidad ,
disciplina , responsabilidad y sinceridad para que en el futuro sean los hijos
verdaderos ciudadanos que necesita la patria.
Debemos tener la convicción de que la presencia del padres
es importante por su rol fundamental de apoyo y protección y para acentuar la
personalidad de los hijos.
Su ausencia, por el contrario, agrieta los pilares del hogar
y en normal desarrollo de los hijos.
Muchas veces el padre se muestra severo, otras veces
amoroso; en todo caso , siempre busca nuestro bienestar , para hacernos cada
vez mejores.
Dejando de lado estas historias macabras de padres
abusadores y violadores de los hijos, que son la excepción y no la regla,
el Día del Padre no sólo debe ser el tercer domingo de junio,
sino todos los días y en cada instante.
El padre debe recibir el respeto, la
obediencia y la gratitud de los hijos como compensación por su sacrificio, por
todo lo que hace en beneficio de ellos a fuerza de amor, comprensión,
comunicación, consejos y buen ejemplo.Hay casos en que la situación económica
del hogar es tan difícil que el arribo de un nuevo miembro acelera el reflujo
de presiones internas y termina destruyendo a las familias ya por medio
descompuestas. Unos creen que pariendo un bebé pueden salvar un matrimonio de
su extinción.
Otros, que el hecho prueba su hombría o fertilidad, mientras que
algunos invierten su semilla con la esperanza de que los hijos los ayuden a
sobrellevar una vejez que en el tercer mundo adquiere a menudo un tono de
castigo vivir demasiado.
hay quienes tienen hijos porque el resto los tiene o porque se bebieron un trago de más un martes de carnaval.
hay quienes tienen hijos porque el resto los tiene o porque se bebieron un trago de más un martes de carnaval.
Pero también, están
aquellos, quiero creer en que son la mayoría , que encuentran en su
descendencia la esperanza de crear un mundo mejor, y los conciben porque su amor
y fe lo deciden así.
¡Feliz Día del Padre!
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