jueves, 9 de enero de 2014

¿Es la huelga policial del 5 de febrero próximo un mito?


·       Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes (Marqués de La Fayette -1757-1834- Militar y político francés).

Ante los rumores de una huelga policial para el 5 de febrero próximo, es  oportuno compartir una reflexión que estoy seguro pude ser de interés general. Revisemos mentalmente el  contexto y la situación que nos permita adelantarnos a los nuevos escenarios e intentar responder si la huelga policial es un mito , pero sobre todo,  encontrar respuestas de  por qué es remota la posibilidad de una huelga policial y por qué fracasan las movilizaciones de policías y militares en retiro , buscando algo loable que es  mejorar su situación económica y laboral. Para ello ,  el análisis más efectivo sería colocarnos  debajo de la piel de los policías , de los militares y  del  poder para buscar desde allí explicación a lo que viene sucediendo en cuanto a la  conducta , actitudes e intereses de los policías y militares ( en actividad o en retiro ).
Todos estamos de acuerdo en que  los policías y militares,  en actividad o en retiro, deben gozar de un sueldo digno  que les permita vivir sin apuros ,  que un  policía no gana más de S/.2000, y que la canasta familiar cuesta entre S/.3.500 y S/.4.000, como también estamos de acuerdo en que existe un  lógico malestar reinante en las FFAA y PNP , una insatisfacción palpable que debe ser atendida de manera urgente y que el gobierno nacionalista ha demostrado  indiferencia para atender los reclamos de mejoras salariales y laborales , más aún, que ha lanzado a la incertidumbre y deshonra a muchos policías en esta última poda policial, una de las más grandes que han sucedido en la PNP(  cerca de 500 oficiales y 800 subalternos se han ido al retiro, muchos de ellos sin conocer los motivos ).
El creciente malestar se aprecia de manera más nítida en la masa de cesante o retirados, tanto de la policía como de las Fuerzas Armadas por el congelamiento de las pensiones y la falta de medicinas e insumos en el Hospital de Policía , entre otras demandas urgentes que tienen que ver con la dignidad de los policías y militares que ofrendaron sus mejores años en bien de la seguridad del país .
Algo que también es evidente, tangible, es que cada vez existen reclamos más abiertos a favor de aliviar la deprimida situación salarial de los uniformados, síntomas inequívocos y comprensibles de irritación de los cuarteles de parte del sector de la plana subalterna de la policía, incluso, aparecen policías en actividad en apariciones pública, uniformados , y se escucha y lee en algunos comunicados en un lenguaje que muchos consideran un tanto subversivos como  “ aplicar nuevas formas de lucha”. Aunque Oscar Pedraza, eterno dirigente del  FENAPOL no coincide con esta apreciación , porque según él,  todas las formas de lucha ya son un guisado en el país. No hay nada que inventar. Esto constituye un aviso de lo que puede estar cocinándose en el interior de las planas subalternas de la policía y las FFAA. Todo el descontento e insatisfacción, puede estar siendo aprovechada por elementos que saben explotar las condiciones subjetivas y objetivas para encender la pradera.
 Lo siento por el personal de retirados de la policía y la FFAA, incluso, en algunas jornadas he participado con ellos , caminando en las calles en demanda de atención a sus derechos , desplazándonos bajo o un sol inclemente, gritando, repartiendo volantes, amenazando con futuros paros, aunque sabemos que pueden ser un mito o nada probable. Al final de la jornada, después de las consabidas promesas de congresistas, algunos discursos un tanto flamígeros de los dirigentes, todo termina en promesas y la satisfacción de haber participado en una jornada más. Y de resultados , nada concreto.Nada de nada. Solo promesas, la satisfacción de haber participado en una agotadora jornada a través de las calles de la capital; y , luego, hasta la próxima movilización.De lo que he sacado en limpio de todas estas protestas es que si bien existe malestar creciente entre los policías y militares retirados, existe también una profunda división y rivalidad entre las organizaciones que representan a los policías cesantes y marcado afán de figuretismo de muchos que sus dirigentes  están más pensando en las próximas elecciones reeleccionistas o congresales  que en coordinar y organizar a las masas descontentas , orientándolas hacia la consecución de metas tangibles o resultados concretos.
Los hechos que demandan la atención de la prensa son en su mayoría , hechos aislados, motivados en su mayoría por intereses políticos o personales , coyunturales, como las incontables marchas convocadas  por las esposas y familiares de los policías , muchos de ellos detenidos como fueron Edwar Casas, Abel Hallasi y Magno Ortega,  pidiendo sus libertades , procesados por la  Justicia Militar Policial por los delitos de Motín y Desobediencia en agravio del Estado y de la PNP.
Las marchas de la  FENAPOL( Federación Nacional de Policías del Perú), por más voluntad que ponen los dirigentes , se aprecia que no existe coordinación entre  esta Federación y las otras agrupaciones para  hacer un solo puño que pueda alcanzar resultados más más contundentes.Esto evidencia de que el sector de retirados es un conjunto de asociaciones, instituciones, grupos , la mayoría con intereses propios, cuya característica más saltante es la división antes que la unión y carecen de la fuerza o el impacto en sus protestas que pueda intimidad al  Gobierno de Ollanta Humala . Eso lo sabe bien los que gobiernan el país , por ello es que cada cierto tiempo calman los ánimos , principalmente de los militares y policías en actividad con los famosos bonos  extraordinarios – pero no a los policías cesantes o pensionistas- quienes son los que realmente protestan, marchan, gritan, reciben palos y bombas lacrimógenas de los mismos policías en actividad , que son los que al final se benefician con estas movilizaciones y protestas, pero todo queda ahí. La división en estas asociaciones de retirados es tan evidente y palpable que el Gobierno lo sabe, lo alimenta y lo aprovecha. Tal es así que las protestas de los cesantes no le asustan ni al ministro de Medio Ambiente y constituyen hechos aislados .Hechos aislados como el intento de huelga de hambre del Suboficial en retiro, Wilson Vilcaromero Peralta, en La Catedral, el 1 de abril, quien reclamaba por la excarcelación de los tres policías presos en Ayacucho , Cuzco y Lima .Al final , como es un grito en el desierto, fue sacado a empujones del interior de la Iglesia.Las convocatorias y el impacto de las acciones de protesta de los retirados , tanto de la policía como de las FFAA  son gritos en el desierto porque no constituyen una fuerza que puede atemorizar al Gobierno . Reitero, eso lo saben bien las autoridades del gobierno por eso que cada cierto tiempo les dan los bonos extraordinarios  a los policías en actividad y no a los pensionistas.
 ¿Qué pasa con los policías en actividad? Este sector no se involucra en las reinvidicaciones de los cesantes, salvo uno que otro reclamo personal o individual de algunos Suboficiales , más alentados por intereses políticos que institucionales .A muchos policías en actividad no les interesa nada de lo que hagan los retirados a su favor porque tienen sus propias vidas y sus propios problemas que afrontar.Están más abocados a sobrevivir día a día, tratando de cumplir a medias con el trabajo que tienen, conscientes de que el “Patrón Gobierno” de todas maneras les paga un sueldo a fin de mes, trabajen o no trabajen- lo más probable es lo último porque no existe estándares para medir la productividad en la policía. Aparte del magro sueldo que reciben de parte del gobierno, complementan su presupuesto familiar con dos o tres trabajos extras. Contemplan desde lejos las protestas de los retirados como los espectadores ante una corrida de toros. Aprueban mentalmente los reclamos , dicen que está bien porque saben que algún día pasaran a ser parte de la masa de cesantes y lo que puedan lograr o conseguir los retirados, sea bienvenido, pero no arriesgan nada, tal como sucedió con el bono extraordinario que empezó como reclamo de los retirados y al final , le dieron a los de actividad . Aquí se cumplió el dicho de que “nadie sabe para quién trabaja”. Tomando en cuenta estas premisas, estoy seguro – para ello no se necesita ser un pitoniso o zahorí- la convocatoria de los cesantes para una huelga policial el 5 de febrero próximo l pasará sin pena ni gloria, será una de las tantas bocanadas de alarma ,  con algunos gritos y amenazas y , después,  todo volverá a los de siempre: los retirados rumiando su descontento, frustración por la congelación de sus pensiones y los  de actividad, mirando desde lejos lo que sucede y esperando que les caiga maná del cielo , gracias a las protestas de los cesantes . El 5 de febrero se  llenarán de la indignación de policías y militares, principalmente retirados, pero así,  griten, amenacen, el gobierno descarta toda hipótesis de una probable falta de seguridad pública debido a la anunciada paralización policial.
Ya lo han dicho algunos políticos que gobiernan este país: “La huelga policial del 5 de febrero es un mito “ y no se dejan intimidar por el fantasma del paro policial de hace 35 años( 5 de febrero de 1975), durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado que   aún permanece latente.Ese paro se dio en un contexto diferente cuando aún existían las tres instituciones en la Policía, cada una con mística y personalidad propia. Hoy, la policía es una mezcla de todo y de nada.En ese entonces, un grupo significativo de la Guardia Civil tomó el local de Radio Patrullas de la avenida 28 de Julio en el distrito de La Victoria.Lima y Callao amaneció sin protección policial, situación que fue aprovechado por agitadores del APRA y otros sectores. Eran otros tiempos. Había mística e identidad en cada una de las instituciones. Hoy los policías son vejados, humillados, les lanzan limosnas desde los micros cuando se acercan a recibir coimas.Ahora la policía es una mezcla variopinta de identidades, de códigos, de intereses propios, en síntesis, un sancochado que ha perdido lo principal: mística, respeto, dignidad e identidad. De lo que podemos estar seguros es que Ollanta Humala y sus ministros del Interior, han  creado un foco de malestar cada vez más creciente en la policía y las FFAA , que sin alguien logra  unir esfuerzos de manera coordinada, contar con un eficiente liderazgo, libre de todo apetito electorero, un plan bien concebido de protestas y movilizaciones, puede incendiar la pradera o crear  problemas en la estabilidad del país con consecuencias difíciles de predecir . Bien dicen que no existe mayor apertura para la una tragedia que el ejercicio estúpido del poder ; esto constituye el error más habitual entre los políticos. El Ejecutivo no ha tenido el trato ni las respuestas adecuadas en cuanto a los justos reclamos de los policías y militares, más bien, las expectativas son generadas por la propia situación de policías y militares. Los cesantes y en actividad no son tontos, saben que no existe voluntad de la ministra para mejorar las pensiones y los de actividad, sus sueldos que son migajas, compensadas con bonos extraordinarios que no son parte del sueldo .

El 5 de febrero  , fecha del anunciado paro policial, pasará a ser una manifestación más de protesta , dejará como resultado una insatisfacción real que debe ser atendida , ya no por el actual gobierno sino por el próximo , los políticos seguirán diciendo que las denuncias son justas , legítimas, pero quedará flotando en el ambiente la sensación de que la huelga policial es un mito.

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