viernes, 14 de mayo de 2010

BOLIVAR O LA VOLUNTAD DE ACERO



Siempre en la vida debemos tener un émulo, un personaje de donde aprendemos estudiando su biografía, modo de vida, luchas, pesares, sacrificios, triunfos, etc.

Este émulo bien podría ser Simón Bolívar “El Libertador”, quien tenía una voluntad de acero, era de una voluntad indomable, no se doblegaba ni ante las catástrofes naturales , ni ante las tremendas dificultades que oponían a su paso los páramos y desfiladeros andinos, ni ante la mezquindad y obcecada oposición de algunos jefes republicanos.

Ni la crueldad de sus enemigos, ni la soledad , ni el desamparo podían doblegar aquel espíritu amasado con las más duros detractores.

Lo grandioso en Bolívar era de que en un momento ascendía desde el extremo infortunio hasta las cimas del predominio y de la gloria, llevado por la fuerza invencible de su carácter, que después de cada derrota , se afirmaba y robustecía.

Por lo tanto, no debemos tener temor a la derrota, después de cada derrota se extraen lecciones.
El primer revés militar que tuvo Bolívar fue cuando era un joven Capitán y perdió la Plaza de Puerto Cabello, en 1812 . Esta derrota fue objeto de interpretaciones amañadas , ajenas a la verdad.

El abatimiento que experimentó el joven Capitán ante tan lamentable pérdida, sentimiento que se hizo patente en sus cartas a Miranda a raíz del suceso tan doloroso , a la par que revela su extrema sensibilidad , puso de manifiesto su férrea e inquebrantable voluntad.

Los grandes caracteres se forjan en la adversidad y en el infortunio.

Los espíritus elevados, indomables, en la adversidad y el infortunio sienten que la energía de su alma se eleva, se ensancha y se iguala a la magnitud de los peligros.

Sienten que nada puede impedir alcanzar sus sueños, que tienen conciencia de su superior destino, que la derrota es madre del éxito y cada fracaso nos hace más listos.

Si un hombre quiere tener éxito en su trabajo, es decir, lograr resultados esperados, tiene que hacer concordar sus ideas con las leyes del mundo y adaptarse al cambio y las circunstancias.

Después de sufrir un fracaso, extrae lecciones, modifica sus ideas, haciéndolas concordar con las leyes del mundo exterior y de esta manera puede transformar el fracaso hacia el éxito.

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