El 2 de abril se
celebró el Día del Abogado en recuerdo del nacimiento del ilustre
jurista , arequipeño, político, ex presidente del Perú, Francisco García
Calderón Landa( 2 de abril de 1834), autor del afamado “Diccionario de la
Legislación Peruana” , profesor en las universidades San Agustín y Mayor de San
Marcos , Rector de esta última y Decano
del Colegio de Abogados de Lima .
La profesión de abogado, como el periodismo, puede ser la más
honorable y excelsa de las profesiones; pero a la vez , el más vil de los
oficios. El Librepensador, Manuel
González Prada , en sus discursos fustigó
la profesión de abogados con duros
adjetivos en los primeros años del siglo
XX y algunas de sus frases cobran
vigencia en la actualidad .
Manuel Gonzáles Prada decía que nadie vive tan
expuesto a la deformación profesional como el abogado. ¿Qué verbo o qué lenguaje no se pervierte con el uso de la
jerigonza judicial? ¿Qué buen gusto no se corrompe con el manejo diario de
códigos, reglamentos, y expedientes? En la abogacía , como en un sepulcro voraz
e insaciable, se han hundido prematuramente muchas inteligencias, quizás las
mejores del país. No obstante, en el Perú se considera difícil que el hombre tenga
valor intelectual o almacene algunos adarmes de sabiduría, sin haber obtenido
el diploma de abogado. Apenas un individuo pronuncia un discurso , escribe un
drama, compone una novela o publica un libro de historia, adquiere por voto
nacional el título de doctor. González Prada hablaba claro, preciso, sin
tapujos, sin medias tintas, decía su verdad “ desnuda y casta”, duela a quien le duela.
Muchos abogados
envilecen la profesión o la profesión los ha envilecido.
Muy pocos
conservan la dignidad, el decoro, el honor, el valor y la sapiencia.
La mayoría se han acomodado al
sistema , hacen política “mentirosa”, se han vuelto embaucadores o “mecedores”,
aparentan ser grandes señores o magistrados honrados o de gran trayectoria,
cuando están envilecidos por la corrupción y las apariencias.
La abogacía como profesión en nuestro país, ha perdido su
prestancia, dignidad y la mayoría de los abogados quieren estar en la política
porque es donde menos se trabaja y donde más se gana . Los políticos-abogados se han dado cuenta que el único esfuerzo en
esta actividad se centra en saber mover
“ la sin hueso” y vender ilusiones a un pueblo que busca una
tabla de salvación en tiempos de crisis donde confunde lo aparente con lo real.
Muchas veces el escenario donde se desenvuelve el abogado que
pretender ejercer o vivir del ejercicio de la profesión es ciénaga pura – salvo honrosas y escasas excepciones - en
donde pocos mantienen a salvo los principios del Código de Ética Profesional
del Ilustre Colegio de Abogados. Con
esa fina ironía y sabiduría, el “Populorum” denomina “Palacio de la Injusticia” al lugar donde se
espera impere la justicia , y tienen la percepción que es una especie de
mercado en donde todo tiene precio y si no se vende el aire que respiran los justiciables
que se mueven por los fríos e indiferentes pasillos de este
poder del Estado , es porque aún nadie
ha encontrado la fórmula para hacerlo .
En la profesión de abogado como en farmacia, encuentras de
todo. Existen abogados encumbrados en famosas y elegantes oficinas corporativas
que cobran entre 100 o 200 dólares la hora por entrevista al
cliente y otros viven o sobreviven en los alrededores del Palacio de
Justicia cobrando entre diez a veinte
soles por hacerte un escrito y colocar su firma .Muchos los conocen como la
triple “A”(Asociación de Abogados Ambulantes), una labor nada despreciable porque cada quien se
gana los frejoles a su manera .
Otra faceta de la profesión de abogado es que no todos ejercen la profesión o litigan, algunos solos
obtienen el carné de algún colegio de abogados
para mostrarlo en las reuniones sociales o envanecerse ante la familia o
los amigos que son “son abogados”, pero sobre leyes o doctrina no conocen nada
, porque nunca han pisado los pasillos de la Selva , nunca han ejercido una
defensa, no saben interponer una demanda de Habeas Corpus, no conocen cuándo
cuesta una tasa para apelación o las cédulas de notificación; otros abogados,
recién salidos de las universidades que
parecen fábricas que producen miles de abogados, incluso , a distancia , lo
primero que apuntan es a ser parte de
algún famoso bufete o corporación de abogados para aprender de ellos o ser tan
famosos como ellos, no importándoles el
maltrato o la peseteada que reciben. Lo
que les interesa es proyectarse y algún
ser parte de estas corporaciones en donde aparecen apellidos combinados como
Benitez, Forno & Ugaz y cobran miles de dólares por una defensa.
Otros tienen la profesión de abogado como una actividad que
les permite “sobrevivir” en estos tiempos de crisis. Nada de esto debe
extrañarnos porque la sociedad peruana está llena de “sobrevivientes”, muchos
de los cuales visten terno y corbata, pero no tienen ni para pagar el taxi.
La experiencia enseña que para vivir de la profesión de
abogado tienes que tener buenos contactos, amigos en el gobierno , amigos en el
Poder Judicial o ser del partido gobernante o ser dueño de un verbo florido
como César Nakasaki, que además de contar con buenos sintetizadores de la
doctrina y jurisprudencia, cuenta con el apoyo de la “prensa piraña” que está
atenta a cualquier desliz para destrozarte y hacerte añicos , no solo como
profesional sino también como ser humano.
Todos los años , el Ilustre Colegio de Abogados, celebra el
Día del Abogado con un programa bastante nutrido , invitando a los dinosaurios
de la profesión, aquellos personajes que brillan con luz propia y se
caracterizan por ser brillantes oradores de horas interminables, porque
consideran que “abogado que no habla, no come”.
En la oratoria tratan de
descifrar qué significa realmente la profesión de abogado y cuál debe ser su
rol en estos tiempos de crisis y hambre de justicia .Si los escuchas, te dicen que
la abogacía es la más nobles de las profesiones- nadie lo discute – que el
abogado es la combinación del hombre del derecho con la de un luchador por la
justicia- es cierto , es lo ideal – que el abogado es un consejero e intercesor
– de esos abundan bastante en las asesoría de ministerios ganando sumas nadas
despreciables que fluctúan entre diez mil a quince mil nuevos soles- – que el
abogado es un profesional que traslada las ideas del hombre corriente al
lenguaje técnico de la ley- es una actividad honorable que demanda sapiencia -
que debe reunir la más amplia cultura general con las más profunda cultura
especializada o profesional- es lo ideal porque todos los hechos de la realidad
pueden originar consecuencias de derecho o que la vida es susceptible de ser
contemplada desde el punto de vista jurídico-.Todo eso es cierto, como también es cierto que el abogado debe
investigar los hechos muchas veces en forma más ardua y difícil que el juez.
En mi carrera como
profesional del derecho, aprendí varias lecciones que quiero transmitírselas. Si
quieres mantenerme incólume y no caer en la tentación de estar pidiendo favores
o arrodillarte antes los secretarios, jueces o vocales , tiene que ser un buen
espadachín o manejar la ley como la destreza de un mosquetero .No queda otra. Tienes
que tener pasión por lo que haces , eso debe concretizarse en que debes estar
actualizado, leer, documentarte, revisar
los fallos del Tribunal Constitucional con ojo crítico, porque nadie es
infalible, crear un blog o faceboolk para colocar tus experiencias y análisis
para que otras también se beneficien con él.
Tienes que agudizar el sentido y no confiar en nadie, ni en
la promesas de lobistas , secretarios, jueces, vocales , etcétera .
Si te mantienes firme en tus principios o convicciones y
pretendes honrar la profesión, debes comprometerte en luchar contra la
corrupción en el Poder Judicial y estar preparado para asimilar los golpes
bajos que pueden venir por cualquier lado .
La corrupción en nuestro país está institucionalizada y es
tan antigua como el viejo edificio del Palacio de Justicia.
Los corruptos son como un gremio que ataca en conjunto y
entre ellos se protegen. Muchos líderes alcanzan su poder por diferentes
medios: algunos lo obtienen porque son visionarios, otros por su creatividad, y
otros por su integridad. Pero todos tienen un elemento en común que les otorga
la denominación de líderes: la pasión por lo que hacen. Los abogados deben
tener pasión por lo que hacen y esto sólo se logra con paciencia y
perseverancia en todo lo que hacemos dentro de la profesión.
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