miércoles, 2 de junio de 2010

Marilyn Monroe o el deseo convertido en mujer




Marilyn Monroe, si estuviese viva, hoy tendría 84 años .

Nació en Los Ángeles el 1 de junio de 1926 y murió el 5 de agosto de 1962.

La muerte la cogió cuando estaba sumida en su acostumbrada soledad, semidesnuda y con una mortal sobredosis de barbitúricos.

Mucho se ha especulado sobre la verdadera causa de su muerte y su relación con los hermanos Kennedy que estaban en la cúspide del poder.

John Kennedy fue asesinado el 22 de noviembre de 1963, un año después de la muerte de Marilyn .

Esa secuela de muerte abrió aun más las dudas sobre la verdadera razón del “suicidio” de Marilyn.

Su nombre era Norma Jeane Mortenson y fue bautizada como Norma Jeane Baker, antes de ser Marilyn Monroe.

Truman Capote pasea por una calle de Nueva York con Marilyn luego de una fiesta.

La calle solitaria, lluviosa en la madrugada es quizá el único espacio abierto en donde ella se sentía libre, sin el acoso de los fans, ni la curiosidad morbosa de los fotógrafos.

Un hombre pasea un perro chow chow. Marilyn se acerca a acariciar al perrito. El hombre le dice que no debería hacerlo, no debe acariciar a perros desconocidos, podrían morderla.

“No señor -contesta Marilyn- los perros no me muerden. Sólo los hombres”.

Triste y virulenta frase que describe el enorme peso de la soledad de aquella mujer que por la década de los cincuenta era la más deseada y admirada del mundo.

Es que siempre cuando se menciona la palabra amor, se nos viene a la mente el amor sexual, carnal, del hombre y la mujer para perpetuar el linaje , esto hace que no se consigue relacionar el amor ni a lo puramente intelectual ni a lo puramente volitivo, dejando lo sentimental o si se quiere, sensitivo de él. En el fondo, el amor no es idea ni volición, pero es el único sentimiento incorruptible , indestructible, capaz de mover las fibras más insondables de nuestras entrañas y hacer aflorar las pasiones más profundas y llevarnos a flotar en las nubes interminables de ilusión.

El amor nos permite experimentar momentos felices e incomparables que es importante y necesario respetar y cuidar de él.

Marilyn estaba sedienta de amor y su extraordinaria belleza y su cuerpo voluptuoso, sensual, no ayudaba mucho. Anhelaba ser amada, pero los hombres sólo querían su cuerpo, sólo aplicarle los dientes del deseo carnal; mordidas que quedaron reflejadas en las revistas, en las entrevistas y , sobre todo, en la mirada de los descendientes del Pitecantrupus Erectus , mientras ella se mostraba en todo su esplendor, cantando, actuando en los decorados del estudio, que luego se convertirán en la mercancía luminosa de todas las pantallas del mundo, multiplicando las miradas de lujuria y deseo, afilando los dientes de mordidas imaginarias.

Ahora, Marilyn, cuando ha pasado el tiempo y en tu tumba nadie puso el epitafio que ella quería : “Aquí yace Marilyn, sin mentiras, solo duerme”, todos te amamos, sin la memoria de los excesos, sólo a ti, no a tu cuerpo sino la esencia de la belleza que no puede morir.

Pero sigamos tu paso por el infierno de la 20th Century Fox, según nos dice Ernesto Cardenal en su oración por ti.

A manera del infierno del Dante, su necesidad de afecto se confunde con la entrega de su cuerpo.
El sexo era el arma de defensa en medio de los tres círculos más brutales por donde deambula su vida entera: la industria del cine, la política y la mafia norteamericanas. Los círculos congregan toda laya de hombres que muerden.

Los nombres de sus amantes pueden configurar una larga lista, pero destacan : Marlon Brando, Elia Kazan, su agente Johnny Hide, Yves Montand, Nico Minardos, Bob Slatzer, el mexicano José Bolaños, los hermanos Kennedy, el inevitable Sinatra, Lawford, etc.

Momentos de felicidad artificial seguidos del consumo de nembutal, anfetaminas, drogas y barbitúricos mezclados con alcohol, nuevas esperanzas de vencer la soledad interior, fino champán Don Perignom, el temor al cromosoma de la locura, una nueva película y otras más en la lista de su agente, fiestas, fiestas; fotos y más fotos, hasta el hartazgo.

Un juego interminable en donde se arriesga la piel. ¿Y el alma Marilyn?

Un vacío inmenso que podría ser llenado tal vez con los hijos, con un hogar de verdad, ¿un hombre?

Marilyn quería y no quería tener hijos. Adoraba a los niños, pero no deseaba tener propios.

Se sabe que fue violada de niña . A los quince años fue violada por segunda vez y concibe un hijo de Doc Goddard, amante de Grace MacKee, con quienes vive refugiada luego de varios años en hogares para huérfanos.

Norma Jean quería quedarse con el niño, pero fue entregado en adopción a padres desconocidos, apenas nació.

Este trauma marca el inicio de una larga cadena de desenfrenos y desencantos, al mismo tiempo.
Aunque el primer eslabón es Gladys Monroe, la madre desequilibrada y la desaparición de Edward Mortenson, el padre que Norma Jean Baker nunca conocería.

Cuando era una famosa estrella de cine, en Malibú, en el “Holiday House Motel”, le piden que firme el libro de honor.

En el casillero destinado a domicilio, escribe “ninguno”.

No tiene hogar, nunca lo tuvo.

¿Qué quiere Marilyn?

Nada que la detenga en el mundo.

Ni siquiera cuando se casa a los dieciséis años con Jim Dougherty, quien acababa de cumplir veinte.

Ese matrimonio fue casi arreglado por los Goddard para que no tuviese que regresar a vivir con ellos luego del “incidente” del bebé.

El 19 de junio de 1942, Jim y Norma Jean Baker se casan.

Jim cree que su esposa es virgen.

El ingenuo marido tiene en casa a una mujer que empieza a perturbar a los demás hombres.

Pero Norma Jean quiere ser madre y este deseo es expresado a Jim antes de que parta a la guerra.

Tendrá la primera negativa.

Años más tarde, cuando ya es Marilyn Monroe, le pedirá un hijo a Arthur Miller y recibirá una nueva negativa.

Quizá la clave de varios abortos e intentos de suicidio a lo largo de su vida se encuentre en estos hechos.

Contradictoriamente, la actriz manifiesta, desesperadamente, el deseo de adoptar un niño mexicano cuando viaja a ese país en busca de objetos para decorar su nueva casa cerca de Bel Air.

Pero un hijo no es un deseo material para el refugio ni la extensión de los amores perdidos.

Un hijo es la llave del paraíso, la continuación en el mundo hostil que tú conociste tan bien y que no es tan perfecto como en el cine, ni tan atractivo como Clark Gable, como cuando soñaba con ser una estrella de la pantalla, un sueño del que no se despierta nunca si se le alcanza.

Aún la soñamos cuando contemplamos su fotografía con esa sonrisa coqueta, sensual .

Marily Monroe, hace tiempo que dejó el mundo de los vivos, este mundo de mentiras y esperanzas.

Ella vive y vivirá en los sueños porque se ha convertido en parte de la vida y la muerte.

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