Leí en algún libro
que el autor decía que a los 60 años debemos
empezar una nueva e intensa etapa en nuestra vida.
Siempre
he pensado que la vida se da por etapas:
una de ellas es hasta los 20 años; otra, de los 20 hasta los 40 años; luego viene de los 40 hasta los 60 años y ,
finalmente, de los 60 hasta el infinito.
Algunos
dicen que a partir de los 60 años, todo puede suceder y de lo que se trata es
vivir el tiempo que resta de manera “intensa”.
Otros
confunden la palabra “intensa” y tratan de sacarle el jugo al tiempo y se
dedican a la dolce vita , pensando con una simpleza lógica que si te vas a ir
de este mundo dentro de poco, hay que disfrutarlo al máximo ; otros, los más
sesudos y que han disfrutado de la vida, aprovechan esta etapa para brindarle a
los suyos los momentos de felicidad que la profesión o las actividades que
desarrollaste te lo impidieron o tal vez, le diste mayor importancia a esas
cosas , por tratar de enderezar entuertos o buscar el reconocimiento o la
gloria , cuando en realidad, todo ello está en la paz del hogar , en la alegría
de disfrutar de la sonrisa de tus hijos o el abrazo de una nieta que te dice “papa
viejo”.
Mañana
ingresaré al mundo de los que se conoce
como la tercera edad o seré parte de aquel sector de la población adulta mayor que
según
datos oficiales crece en 3,6%, mientras que el resto de la
población lo hace anualmente
en 1,7%.
Como
adulto mayor, situación que demoramos en aceptarla, porque siempre nos
consideramos jóvenes y con la suficiente
vitalidad, hasta que el espejo nos vuelve a la realidad , la ley me concede ciertos privilegios o diría
“ preferencias” en las colas o esperas , según dicen los sabihondos, para
evitar la lenta y pesada burocracia administrativa estatal , cuando en realidad ,
estas colas se han vuelto más lentas que las normales .
Dicen
que a esta edad, el deseo físico amaina y el cerebro se ve inundado por un vasto océano de recuerdos
, pesares, momentos felices, fracasos,
errores, triunfos, amigos que se fueron y otros que llegan, esperanzas, peleas
, conquistas, amores, etcétera.
Todo
ello forma parte de nuestra existencia, de nuestro pasado, de nuestras vidas,
ello está sedimentado y en las noches vuelven en nuestros sueños.
Pero
, no se puede volver atrás.
A veces nos
arrepentimos de no haber hecho tal cosa o tomar tal decisión o haber
aprovechado tal oportunidad .
Nada de ello sirve ahora.
Lo único seguro es que
todo lo pasado, vivido, ha servido para enriquecernos como ser humano , son
parte de nuestra existencia, de nuestro
aprendizaje, de nuestra vivencia, de nuestra experiencia y sabiduría, porque lo
que queda después de haber vivido intensamente , como vive un policía , que
tiene el alto privilegio de ver al ser humano en su descarnada humanidad cuando
comete un delito o se ve arrastrado por él, es la experiencia de haber vivido
situaciones que otros no lo han vivido .
Llego
a esta edad , agradeciendo al Divino Hacedor, porque todavía estoy vivo, siento
la luz y los bellos amaneceres, veo cuando despierto el rostro
de nuestros seres queridos, escucho sus voces, alegría , percibo sus sueños y aún tengo la oportunidad de facilitarles
el camino para que puedan realizarse .
No
obstante que tengo el corazón remendado y con un pequeño aparato como un reloj
sincronizado que como fiel guardián controla los ritmos alocados del Viejo Guerrero , siento que mi cerebro
funciona bien , y que con la edad, me he vuelto más comprensivo con la naturaleza humana,
tolerante en cierto modo , a veces pretendemos que los que nos rodean piensen
como nosotros o estén en nuestro nivel de pensamiento o de acción, aprendes a
reconocer que eso es un error porque
tenemos una ventaja de haber vivido y visto algo más con los años que los jóvenes
no lo tienen , hemos tenido experiencias
enriquecedoras , y sobre todo, aquellos
que hemos sido policías – no pongo la palabra ex policía porque considero que uno nunca deja de ser policía o pensar como
policía hasta su muerte - y como
abogado con nueve años de ejercicio de la profesión que te abre un horizonte
mayor, porque combinas la fórmula abogado-
policía que es dinamita pura .
En
el pasado , no muy remoto, he visto morir amistades y nacer otras , algo que no
me preocupa, porque con los años nos volvemos más selectivos en cuestión de
amigos y tratamos de sacarle provecho al tiempo lo máximo .
Antes
, perdía el tiempo en horas de cerveza o
diálogos improductivos, ahora, trato de vivir al máximo los momentos que te quedan y buscas participar en conversaciones con personas que te ilustren o
enriquezcan tu vida .
Algunos
dicen que no es nada extraño ser virtuoso en la ancianidad porque la pasión amaina y los deseos se tranquilizan .
Escuché
en un pasaje de la película El Padrino que un personaje le decía a otro que
ahora piensa mejor, su mente se ha aclarado y también sus ideas, porque no está
contaminado con esas pasiones desenfrenadas que esclavizan a los jóvenes.
Tal
vez tienen la razón.
Entrar a la etapa del adulto mayor le brinda una
perspectiva diferente , sabes que tienen a tu favor esa experiencia y sabiduría
que hubieses querido tenerla en tus años mozos para evitar cometer tantos
errores como producto de la inexperiencia, pero de nada debemos lamentarnos,
porque la juventud te da esa temeridad, valentía y arrojo que pierdes con los
años porque te vuelven más cauteloso, prudente, pero a la vez , timorato.
Por
eso seguiré diciendo “Juventud, Divino Tesoro”.
Felizmente
he escapado aquella sentencia que dice que el principal problema de las personas de la
tercera edad no es el conjunto de achaques sino lo que realmente deprime al adulto mayor es su problemática
social: la soledad, el maltrato familiar, lo poco escuchado que es o que después de la jubilación, sufre del
síndrome del nido vacío, es decir, la casa vacía tras la partida de los hijos.
Llego
a los 60 años con la mente lúcida, los recuerdos frescos, una profesión –
abogado – cultivando amistades con aquellos que aún se mantienen fieles a la
amistad, aquellos que en los tiempos buenos y malos, en la épocas de duda e incertidumbre, cuando
ya no estás en el poder, están contigo o te llaman , no sólo para pedirte un
favor, sino para saber cómo te encuentras .
Felizmente,
he podido superar un impasse en la vida que me llevó a una delicada operación
cardiaca, estoy casi recuperado , situación que me permite mantenerme activo y seguir
generando algunos ingresos económicos en mi profesión de abogado litigante,
pero sobre todo, gozo del calor y el afecto de mi familia y unos que otro amigo,
porque a esta edad debemos saber conciliar con la soledad .
En
otros países, como Israel o España, los adultos mayores, expertos en diversos campos son buscados para
dar conferencias sobre esas especialidades. Se les ve con respeto, como lo hacían
los incas con los consejos de ancianos.
Acá,
los adultos mayores son vistos como una carga y casi nunca se les consulta o se
les requiere para que digan cómo resolver los problemas del momento, entre los
que está a seguridad ciudadana .
Cuando
escucho y leo que la inseguridad ciudadana ha llegado a niveles alarmantes y
que nada se puede hacer si es que no se soluciona antes el problema de
corrupción de la policía, solo cabe reírnos y aceptar la estupidez humana que
es más grande que el universo .
Con
este criterio , entonces, cómo se explica que durante la época en que el
terrorismo – más peligroso que la delincuencia común y organizada- era el
problema principal y causaba muertos y heridos, fue neutralizado por 82
policías que tenían los mismos problemas de los policías de hoy: mal pagados y discriminados .
Nunca
he perdido la fe en la policía, es capaz de hacer grandes cosas , de solucionar
el problema de inseguridad ciudadana , si se lo propone y tienen la suerte de contar con verdaderos líderes
y una estrategia adaptable al momento
que se vive y al enemigo al que debes enfrentarte .
Hoy los adultos mayores somos el 9,1% de la población total del país y se calcula que en el 2025 serán el 12,4%. Si el
Estado no se prepara, ¿qué seguridad social aguantará esa carga?
Estoy
convencido que la vida no acaba a los 60 y , que a esta edad, debemos empezar una nueva e intensa etapa en la que se
debe hacer lo que antes no se realizó.
Empezaré
el día agradeciendo el saludo de los amigos
por mi onomástico de todos aquellos que se expresan a través de la red,
por aquella muestra de afecto , cariño y buenos deseos. ¡Gracias!
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