martes, 7 de mayo de 2013

60 AÑOS




Leí en algún libro que el autor decía que a los  60  años debemos empezar una nueva e intensa etapa en nuestra vida.

Siempre he pensado que la  vida se da por etapas: una de ellas es hasta los 20 años; otra, de los 20 hasta los 40 años;  luego viene de los 40 hasta los 60 años y , finalmente, de los 60 hasta el infinito.

Algunos dicen que a partir de los 60 años, todo puede suceder y de lo que se trata es vivir el tiempo que resta de manera “intensa”.

Otros confunden la palabra “intensa” y tratan de sacarle el jugo al tiempo y se dedican a la dolce vita , pensando con una simpleza lógica que si te vas a ir de este mundo dentro de poco, hay que disfrutarlo al máximo ; otros, los más sesudos y que han disfrutado de la vida, aprovechan esta etapa para brindarle a los suyos los momentos de felicidad que la profesión o las actividades que desarrollaste te lo impidieron o tal vez, le diste mayor importancia a esas cosas , por tratar de enderezar entuertos o buscar el reconocimiento o la gloria , cuando en realidad, todo ello está en la paz del hogar , en la alegría de disfrutar de la sonrisa de tus hijos o el abrazo de una nieta que te dice “papa viejo”.

Mañana ingresaré al mundo de los que se  conoce como la tercera edad o seré parte de aquel sector de la población adulta mayor que según datos oficiales  crece en  3,6%, mientras que el resto de la población lo hace anualmente en 1,7%.

Como adulto mayor, situación que demoramos en aceptarla, porque siempre nos consideramos jóvenes  y con la suficiente vitalidad, hasta que el espejo nos vuelve a la realidad ,  la ley me concede ciertos privilegios o diría “ preferencias” en las colas o esperas , según dicen los sabihondos, para evitar la lenta  y  pesada burocracia  administrativa estatal , cuando en realidad , estas colas se han vuelto más lentas que las normales .

Dicen que a esta edad, el  deseo físico amaina y el  cerebro se ve inundado por un vasto océano de recuerdos ,  pesares, momentos felices, fracasos, errores, triunfos, amigos que se fueron y otros que llegan, esperanzas, peleas , conquistas, amores, etcétera.

Todo ello forma parte de nuestra existencia, de nuestro pasado, de nuestras vidas, ello está sedimentado y en las noches vuelven en nuestros sueños. 

Pero , no se puede volver atrás. 

A veces nos arrepentimos de no haber hecho tal cosa o tomar tal decisión o haber aprovechado tal oportunidad . 

Nada de ello sirve ahora. 

Lo único seguro es que todo lo pasado, vivido, ha servido para enriquecernos como ser humano , son parte de nuestra  existencia, de nuestro aprendizaje, de nuestra vivencia, de nuestra experiencia y sabiduría, porque lo que queda después de haber vivido intensamente , como vive un policía , que tiene el alto privilegio de ver al ser humano en su descarnada humanidad cuando comete un delito o se ve arrastrado por él, es la experiencia de haber vivido situaciones que otros no lo han vivido .

Llego a esta edad , agradeciendo al Divino Hacedor, porque todavía estoy vivo, siento la luz y los bellos amaneceres, veo cuando despierto el   rostro de nuestros seres queridos, escucho sus voces, alegría , percibo sus  sueños y aún tengo la oportunidad de facilitarles el camino para que puedan realizarse .

No obstante que tengo el corazón remendado y con un pequeño aparato como un reloj sincronizado que como fiel guardián controla los ritmos alocados del Viejo Guerrero , siento que  mi cerebro funciona bien , y que con la edad, me he vuelto  más comprensivo con la naturaleza humana, tolerante en cierto modo , a veces pretendemos que los que nos rodean piensen como nosotros o estén en nuestro nivel  de pensamiento o de acción, aprendes a reconocer que eso es un error  porque tenemos una ventaja de haber vivido y visto algo más con los años que los jóvenes no lo tienen , hemos tenido  experiencias enriquecedoras  , y sobre todo, aquellos que hemos sido policías – no pongo la palabra  ex policía porque considero que uno  nunca deja de ser policía o pensar como policía hasta su muerte -   y  como abogado con nueve años de ejercicio de la profesión que te abre un horizonte mayor, porque combinas la fórmula  abogado- policía que es dinamita pura .

En el pasado , no muy remoto, he visto morir amistades y nacer otras , algo que no me preocupa, porque con los años nos volvemos más selectivos en cuestión de amigos y tratamos de sacarle provecho al tiempo lo máximo .

Antes , perdía el  tiempo en horas de cerveza o diálogos improductivos, ahora, trato de  vivir al máximo los momentos que te quedan  y buscas participar en  conversaciones con personas que te ilustren o enriquezcan tu vida .   

Algunos dicen que no  es nada extraño ser virtuoso en la ancianidad porque la  pasión amaina y los deseos se tranquilizan .

Escuché en un pasaje de la película El Padrino que un personaje le decía a otro que ahora piensa mejor, su mente se ha aclarado y también sus ideas, porque no está contaminado con esas pasiones desenfrenadas que esclavizan a los jóvenes.

Tal vez tienen la razón.

 Entrar a la etapa del adulto mayor le brinda una perspectiva diferente , sabes que tienen a tu favor esa experiencia y sabiduría que hubieses querido tenerla en tus años mozos para evitar cometer tantos errores como producto de la inexperiencia, pero de nada debemos lamentarnos, porque la juventud te da esa temeridad, valentía y arrojo que pierdes con los años porque te vuelven más cauteloso, prudente, pero a la vez , timorato. 

Por eso seguiré diciendo “Juventud, Divino Tesoro”.

Felizmente he escapado aquella sentencia que dice que el  principal problema de las personas de la tercera edad no es el conjunto de achaques sino lo que realmente  deprime al adulto mayor es su problemática social: la soledad, el maltrato familiar, lo poco escuchado que es o que después de la jubilación, sufre del síndrome del nido vacío, es decir, la casa vacía tras la partida de los hijos.

Llego a los 60 años con la mente lúcida, los recuerdos frescos, una profesión – abogado – cultivando amistades con aquellos que aún se mantienen fieles a la amistad, aquellos que en los tiempos buenos y malos,  en la épocas de duda e incertidumbre, cuando ya no estás en el poder, están contigo o te llaman , no sólo para pedirte un favor, sino para saber cómo te encuentras .

Felizmente, he podido superar un impasse en la vida que me llevó a una delicada operación cardiaca, estoy casi recuperado , situación que me permite mantenerme activo y seguir generando algunos ingresos económicos en mi profesión de abogado litigante, pero sobre todo, gozo del calor y el  afecto de mi familia y unos que otro amigo, porque a esta edad debemos saber conciliar con la soledad .

En otros países, como Israel o España, los adultos mayores,  expertos en diversos campos son buscados para dar conferencias sobre esas especialidades.  Se les ve con respeto, como lo hacían los incas con los consejos de ancianos.

Acá, los adultos mayores son vistos como una carga y casi nunca se les consulta o se les requiere para que digan cómo resolver los problemas del momento, entre los que está a seguridad ciudadana .

Cuando escucho y leo que la inseguridad ciudadana ha llegado a niveles alarmantes y que nada se puede hacer si es que no se soluciona antes el problema de corrupción de la policía, solo cabe reírnos y aceptar la estupidez humana que es más grande que el universo .

Con este criterio , entonces, cómo se explica que durante la época en que el terrorismo – más peligroso que la delincuencia común y organizada- era el problema principal y causaba muertos y heridos, fue neutralizado por 82 policías que tenían los mismos problemas de los policías de hoy:  mal pagados y discriminados .

Nunca he perdido la fe en la policía, es capaz de hacer grandes cosas , de solucionar el problema de inseguridad ciudadana , si se lo propone y  tienen la suerte de contar con verdaderos líderes y una estrategia  adaptable al momento que se vive y al enemigo al que debes enfrentarte .  

Hoy los adultos mayores somos  el 9,1% de la población total del país y se  calcula que en el 2025 serán el 12,4%. Si el Estado no se prepara, ¿qué seguridad social aguantará esa carga?

Estoy convencido que la  vida no  acaba a los 60 y ,  que a  esta edad, debemos  empezar una nueva e intensa etapa en la que se debe hacer lo que antes no se realizó.

Empezaré el día agradeciendo el saludo de los amigos  por mi onomástico de todos aquellos que se expresan a través de la red, por aquella muestra  de afecto ,  cariño y buenos deseos. ¡Gracias!


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