Doña Meche estaba predestinada a triunfar, tenía todas las condiciones para seguir escalando en los cargos políticos, ya se le veía premier; luego, vendría su candidatura residencial del APRA para el 2011. Pero …¿ Qué sucedió?
LOS TEMORES DE DOÑA MECHE
Nunca prestó atención a los accidentes y coincidencias de la historia ni la posibilidad que pudiese ocurrir el baguazo.
Mientras más avancen las investigaciones para esclarecer los sucesos de Bagua del 5 de junio 2009, sus días se hacen tensos y aumentan sus temores.
Ella sabe que la lealtad de los generales de la policía es más frágil que un vaso de cristal y al verse perdidos, decidan hablar sobre quién o quiénes dieron la orden para desalojar a los nativos de la Curva del Diablo.
Por eso que su ánimo está lleno de temores y seguro, que maldice el día que aceptó el cargo de ministra del Interior debido a que una línea muy fina divide la responsabilidad penal y la responsabilidad política , ambas pueden cruzarse , están relacionadas y si no es cuidadosa , algún día – en este gobierno no en el próximo- la responsabilidad política puede ser absorbida por la responsabilidad penal, lo que sepultaría su carrera política .
Estaba predestinada a triunfar. Había sido ministra de Educación durante el primer régimen aprista , en dos períodos , Julio de 1987 a agosto de 1989 y de mayo a julio de 1990, ex presidenta del Congreso, cuenta con el apoyo de la cúpula aprista – como parte de ella- y del mismísimo Filósofo-Rey.
Tenía todas las condiciones para seguir escalando en los cargos políticos, ya se veía premier y luego la candidatura presidencial el 2011, pero…. ¿ Qué sucedió?
Al igual que todos los hombres y mujeres que se creen capaces de cambiar el curso de la historia con su propia voluntad, inteligencia y fortaleza, Mercedes Cabanillas no prestó atención a un detalle importante y vital : Los accidentes y coincidencias de la historia ni la posibilidad de que pudiese ocurrir el Baguazo
Hoy , Mercedes Cabanillas pasa las de San Quintín.
Es duramente criticada por su rol como ministra del Interior y se atribuye responsabilidad, no sólo política, en la masacre de Bagua y Yurimaguas del 5 de junio 2009, en donde murieron 24 policías y 6 civiles.
Hace esfuerzos infructuosos para tratar de convencer que ella no dio la orden para desalojar a los nativos de la Curva del Diablo, que fue el director general PNP, general José Sánchez Farfán, quien firmó un memorando nombrando como responsable del operativo al general PNP Muguruza, que ella ya asumió su responsabilidad política dimitiendo del cargo de ministra del Interior.
Sin dudas, para Mercedes Cabanillas , haber asumido el cargo de ministra del Interior ha sido todo un calvario .
Nunca se imaginó que se vería envuelta en este suceso, que está pagando el costo político y ante el avance de las investigaciones para esclarecer los hechos, el reclamo de los deudos para que se le incluya en las denuncias penales a la ex ministra del Interior, sus días transcurren tratando de explicar y justificar que no es responsable penal y que su responsabilidad política ya tuvo su costo con su dimisión.
Pero sus críticos, enemigos, rivales, opositores al gobierno, como gotas que caen en la roca, no se conforman con estas explicaciones , con su dimisión, con su responsabilidad política ( imposición de sanciones, cuya naturaleza es precisamente política por el modo en que los políticos o gobernantes , ejercen el poder político) , quieren más , aspiran que asuma su responsabilidad jurídica en sus variantes: penal y civil.
La responsabilidad civil hace referencia a los perjuicios que una persona puede ocasionar a otra; la responsabilidad penal, obedece a aquellas conductas que el ordenamiento jurídico califica de ilícitas y cuya comisión reprime mediante la imposición de una pena meramente aflictiva, es decir, una sanción cuya finalidad no es forzar al infractor a reparar el daño causado sino únicamente castigarle privándole de un bien (libertad, propiedad, etc.)
El criterio de oportunidad
Nadie duda de que doña Meche tiene responsabilidad política por los sucesote Bagua y Yurimaguas el 5 de junio 2009. Lo que ella trata de eludir es la responsabilidad civil y penal . En esto radica sus temores. Y cuando se le pregunta sobre la responsabilidad política, refiere que ya la asumió desde el momento que dimitió del cargo y punto.
La responsabilidad política está en función del cargo y se sustenta en que el gobernante o político de turno es responsable por los hechos u omisiones de sus subalternos .
Pero en nuestro país no es común la práctica de la responsabilidad política objetiva por lo que hacen o dejar de hacer los subalternos . El nudo de la cuestión radica en que, a diferencia de la responsabilidad penal, la responsabilidad política no es típica y en el m mejor de los casos, solo existen procedimientos para exigirla (interpelaciones parlamentarias, moción de censura, etc.).
Las sanciones de naturaleza política (reacción negativa de la opinión pública, resultados electorales adversos, retirada de la confianza parlamentaria, dimisión del cargo, etc.) son impuestas en virtud de un criterio de oportunidad y no tanto criterios estrictamente moral (bueno o malo) o jurídico (legal o ilegal).
La oportunidad valora las acciones según se adecuen o no a ciertos objetivos y valores políticos.
De aquí que el juicio de oportunidad sobre una acción determinada, en virtud del cual se hace valer la responsabilidad política, sea independiente del juicio moral o jurídico , que esa misma acción pueda merecer.
Una misma actuación política puede ser perfectamente moral y legal y, al mismo tiempo, políticamente inoportuna; y, viceversa, una actuación políticamente oportuna puede ser contraria a ciertas normas morales o jurídicas.
Del mismo modo que lo moral y lo legal no siempre coinciden, éstos tampoco están siempre en consonancia con lo políticamente oportuno.
La responsabilidad política no pertenece a ninguno de los dos grandes tipos de responsabilidad ( moral o jurídica) sino que constituye una categoría diferenciada. Ello no implica, sin embargo, que la responsabilidad política no esté, al menos parcialmente, regulada por normas morales y jurídicas. Por ejemplo, la responsabilidad política institucional cuenta con procedimientos, regulados por textos constitucionales, así como por otras normas de rango inferior como los reglamentos parlamentarios.
Por ello, desde el punto de vista de las normas que la regulan, la responsabilidad política es, al menos en parte, una variedad de la responsabilidad jurídica.
Un ejemplo puede ilustrar la situación: la invasión argentina de las islas Malvinas en 1982 sorprendió desprevenidos a los servicios de inteligencia británicos. Lord Carrington, a la sazón secretario del Foreign Office, reaccionó de inmediato y, tras cesar a quienes consideraba responsables directos de esa desinformación, dimitió.
Ciertamente, puede haber quien piense que su reacción fue excesiva y que, habida cuenta de que no se consideraba personalmente culpable de esa omisión, políticamente habría bastado sancionar a sus subordinados; y, ciertamente, la práctica constitucional de otros países es mucho menos diáfana y exigente que la práctica constitucional inglesa. No obstante, es igualmente claro que la idea de responsabilidad política es perfectamente compatible con esa visión rigurosa.
Los hechos reprobables, la magnitud o intensidad de la sanción e, incluso, la decisión de poner en marcha los mecanismos de exigencia de la responsabilidad política; dependen, por definición, de un juicio de conveniencia u oportunidad política; y éste es fundamentalmente subjetivo, ya que está en función de las convicciones y los intereses de cada uno.
Por ello, lo que es razonable esperar y exigir de los gobernantes depende de las prácticas políticas o, si se prefiere, de las convenciones constitucionales imperantes en cada país.
A doña Meche le esperan días tensos, aumentaran sus temores, cada día que pase o avance las investigaciones sobre el Baguazo y los generales de la policía , cuya lealtad es más frágil que el cristal, decidan hablar y decir quién o quiénes dieron la orden para desalojar a los nativos de la Curva del Diablo, su tranquilidad se volverá inestable y maldecirá el día que aceptó el cargo de ministra del Interior porque se puede dar que se cruce la responsabilidad penal con la responsabilidad política, ambas están relacionados y algún día – en este u otro gobierno- la responsabilidad política sea absorbida por la responsabilidad pena lo que la mandaría al basurero de la historia y sepultaría su promisoria carrera política .
La responsabilidad penal y la responsabilidad política ni se implican ni se excluyen.
No se implican, porque en un mismo hecho puede ser jurídicamente lícito y políticamente inoportuno y, viceversa, delictivo y oportuno; no se excluyen, porque un mismo hecho puede ser simultáneamente delictivo e inoportuno.
Ello es de una lógica incontestable; pero ocurre que, en la realidad política, ambas formas de responsabilidad son a menudo confundidas, con el perverso resultado de que una tiende a anular a la otra.
Es lamentable lo que le sucede a Doña Meche: el destino , que muchas veces escapa a nuestro manejo, a los planes, a las apetencias, a los deseos, a las ambiciones , que no tiene que ver con lo que uno cree, desea o teme, le hizo una mala jugada .
La aprista Mercedes Cabanillas asumió la difícil tarea de conducir el Ministerio del Interior y lo primero que hizo fue plantear una reorganizar en la PNP , expresando que iba a dirigir con mano dura el sector interior . Que para reorganizar a la PNP contaría con una propuesta elaborada por especialistas de la Defensoría del Pueblo, incluso, al parecer, ya había sostenido una reunión con la doctora Beatriz Merino para poner el plan en marcha.
Asimismo, en las primeras entrevistas daba a entender que lucharía a fondo con la corrupción policial – en esos momentos la prensa difundía el tráfico ilegal de combustible , tema al que también le prestó atención el ex ministro , Hernani Meloni-, articular un programa eficiente de seguridad ciudadana, poner en orden y recuperar la imagen de la PNP, aplicar sanciones enérgicas y drásticas a los policías que infringen el régimen disciplinario y delinquen.
Las primeras semanas de su gestión, Doña Meche logró impresionar a la opinión pública, hizo un gran despliegue de su carácter , sabía manejarse con la prensa – que nunca la atacó , antes del Baguazo- y se tenía la sensación de que la cartera había vuelto a manos políticas cuajadas .
La idea era que si le iba bien a Mercedes , este cargo podía ser un escalón para el premierato y quizás , una eventual candidatura presidencial .
El APRA con Doña Meche, colocó uno de sus mejores cuadros en el Ministerio del Interior; una mujer valiosa , talentosa y con carácter, su presencia y acción, iba a darle lustre a este sector porque es una mujer de armas tomar.
Demostraba tener carácter y firmeza en sus actos y expresiones.
A cada rato decía ante la prensa que iba a poner mano dura contra los policías que delinquen. Y la prensa empezó a llamarla “ la Margaret Thatcher del APRA”.
Su condición de militante aprista, cercanía con el presidente de la República y su condición de congresista, hacía presumir que Doña Meche se iba a quedar un largo tiempo – mínimo, uno o dos años-; más, aún, su condición de congresista le daba solvencia y tenía los contactos , así como las ventajas para viabilizar la aprobación de leyes y presupuesto que requería el sector y la PNP ; leyes que salían como mantequillas y eran aprobadas en tiempo record.
Si algo positivo hizo, fue justamente eso, demostró las ventajas o facilidades que tenía para obtener la aprobación de algunas leyes que se focalizaron con preferencia en la modificación o reforma del régimen disciplinario y de personal de la PNP; algunas de ellas con nombre propio para alargarle la vida o los años de servicios a algunos generales que saldrán de la policía en bastones.
Después de la masacre del 5 de junio, que acabó con la vida de 30 peruanos, se le vio a Doña Meche , deslizar algunas lágrimas por sus mejillas.
Tal vez predecía su ocaso y el negro horizonte político que le esperaba o los negros nubarrones en su brillante carrera política.
Con esas lágrimas se les iba el premierato o la candidatura a la presidencia en el 2011; sólo le quedaba retornar a su curul y esperar que los vientos vuelvan a soplar a su favor o que el pueblo desmemoriado se olvide de esta masacre .
Pero demostrado está y la historia así lo confirma , que hechos de esta naturaleza donde mueren peruanos masacrados, lo persiguen a uno como perros de presa.
La insensatez de haber preferido las balas y bombas, antes que el diálogo y la negociación, tiene un alto costo político , el gabinete del premier Jehude Simon empezó a resquebrajarse y perder autoridad.
En realidad, ella fue la causante de esta fisura y de la caída de Jehude Simon, otro advenedizo en política que fue arrojado al basurero de la historia después que el alanismo lo exprimió como limón de emolientero.
Pero, no obstante sus errores y la costumbre que tienen los políticos de no reconocerlos , porque consideran que es una señal de debilidad y los vuelve vulnerables, el ex premier, Jehude Simon, mostró al menos tener una fibra sensible cuando reconoce su responsabilidad política en la muerte de los policías y nativos el 5 de junio. Lo que no sucedió con doña Meche quien se aferró a que ella no era la responsable, que no dio la orden , que la orden la dio el comando policial .
El Baguazo aceleró su tiempo político en el sector interior y la Curva del Diablo liquidó sus posibilidades de continuación y su futuro político , porque el gabinete dejó de ser un interlocutor válido para negociar con los nativos y se convirtió en un gabinete fallido , herido de muerte.
Es una lástima, Doña Meche tenía como ministra del Interior un brillante futuro . Ahora tendrá que dar cuenta sobre la masacre de Bagua y Yurimaguas.
Reitero, estos asuntos, ligados a derechos humanos , persiguen para siempre a los funcionarios públicos, una vez que culminan su gestión.
Este acontecimiento será recordado en los anales históricos del país y de la PNP como LA MASACRE DE BAGUA Y YURIMAGUAS y Mercedes Cabanillas , al igual que Jehude Simón , cargarán en sus hombros la triste fama de que durante su gestión como ministra del Interior y Primer Ministro, ocurrió la muerte de 34 peruanos en Bagua y Yurimaguas , un evento que pudo haberse evitado .
Doña Meche ha vuelto a su curul , su carrera política continúa, pero cada día su ánimo se llena de temores e incertidumbre porque ella sabe que la verdad es como un cadáver en el fondo del mar: tarde o temprano flota .
Por su lado, Jehude Simón , ha perdido soga y cabra y su futuro político se vuelve incierto. El Gobierno Alanista acabó con lo poco que le quedaba de credibilidad , lo exprimió como limón de emolientero, luego lo tiró al basurero de la historia .
Hizo bien en no aceptar la última dádiva que le estaba dando el gobierno en la embajada de Washington, el cementerio de los elefantes . Hubiese sellado su tumba política .
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